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35.Dai_Ruiz

Fragmento de “El hombre sirena”

Estoy sentada en el bar del puerto, esperando a Daniel, cuando veo al hombre sirena mirarme desde el muelle. Está sobre la primera columna de hormigón, donde el agua todavía no llega a la playa, a unos cincuenta metros. Tardo en reconocerlo, en entender qué es exactamente, tan hombre de la cintura para arriba, tan sirena de la cintura para abajo. Mira hacia un lado, después tranquilamente hacia el otro, y al fin vuelve a mirar hacia acá. Mi primer impulso es pararme, aunque sé que el dueño del bar es amigo de Daniel y me vigila desde la barra. Disimulo buscando entre las cosas de la mesa la cuenta del café. Dejo cinco pesos, tomo mi cartera y salgo. No tengo un plan para el hombre sirena, simplemente dejo el bar y camino hacia el muelle. 

Contra la idea que se tiene de las sirenas, hermosas y bronceadas, éste no solo es del otro sexo sino que es bastante pálido. Pero macizo, musculoso. Cuando me ve se cruza de brazos –las manos bajo las axilas, los pulgares hacia arriba–, y sonríe. Me parece un gesto demasiado canchero para un hombre sirena y me arrepiento de estar caminando hacia él con tanta seguridad, con tantas ganas de hablarle. Él espera a que yo me acerque y entonces dice:
—Hola.
Me detengo para mirarlo y creerme lo que estoy viendo. 
  —¿Qué hace una morocha tan sola en el muelle?
  —Pensé que quizá… –no sé qué decir. Dejo caer la cartera, la sostengo con ambas manos colgando frente a mis rodillas–, pensé que quizá necesitaba algo, como usted…
  —Tuteame, preciosa –dice, y me tiende la mano en un gesto que me invita a subir.
Miro sus piernas o, mejor dicho, su cola brillante que cuelga sobre el hormigón. Le paso la cartera. La toma, la deja junto a él. Trabo un pie contra el muelle y tomo la mano que vuelve a ofrecerme. Tiene la piel helada, como pescado de congelador. Pero el sol está alto y fuerte, y el cielo es de un azul intenso, y el aire huele a limpio, y para cuando me acomodo junto a él siento que la frescura de su cuerpo me llena de una felicidad vital. 

(En Pájaros en la boca)

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